Nuestros análisis e innovaciones
La biodiversidad es ahora parte integrante de los proyectos urbanísticos desde el principio. Para promotores e inversores, las etiquetas medioambientales ya no son una cuestión de comunicación, sino de estrategia de valor.
La certificación, una palanca para el arbitraje del suelo
La introducción de indicadores medioambientales exigibles (coeficientes de espacios abiertos, cuadrícula verde, etc.) hace que la certificación sea esencial para los proyectos de desarrollo. La efinatura, prescrita por varios PLUi, se está convirtiendo en una herramienta esencial en la toma de decisiones sobre el uso del suelo: diferenciación, priorización, seguridad.
Normas que se están convirtiendo en normativas
El reconocimiento del IRICE por el COFRAC y su inclusión en los documentos de planificación urbana (Est Ensemble, Grand Paris Sud, Toulouse Métropole) significa que la certificación ha pasado de ser un registro voluntario a una referencia casi normativa. El reto ya no es estar a la cola, sino ir por delante.
Una respuesta a la presión sobre el uso
Ante los retos de la ZAN y la creciente complejidad de la legislación agraria, la biodiversidad se convierte en una variable de negociación: reconversión, densificación, compensación. La certificación permite objetivar estos planteamientos y hacerlos audibles para las autoridades locales.
Conclusión
El rendimiento ecológico ya no es una ocurrencia tardía. Se ha convertido en una condición de viabilidad económica y normativa. Arkoris respalda estos desarrollos con una ingeniería de certificación arraigada en las realidades del mercado inmobiliario.